Barranco es un barrio pacífico el día que se despierte la noche. Con los suntuosos chalets 'republicanos' y su exótica atmósfera, Barranco es el lugar preferido de los enamorados. En efecto, entre los exhuberantes jardines y las dignas residencias coloniales, se encuentra El Puente de los Suspiros. En cuanto cae la noche, las sombras y las luces de los bares se reflejan sobre el arroyo y dan un aspecto mágico al conjunto. El nombre del Puente de los Suspiros deriva de los innumerables romances que tuvieron mucha gente y tienen como marco este pintoresco rincón barranquino; en 1921 el alcalde Enrique de las Casas lo hace reparar totalmente por encontrarse muy dañado, desde entonces toma el nombre de Puente de los Suspiros. El Puente resiste el terremoto del 1940, pero recortado quedando finalmente con 31m de longitud. Existe una tradición que señala que quien por primera vez vea el puente y lo cruce sin respirar, se le cumplirá el deseo que pida. El puente sirvió de inspiración a una famosa canción de la compositora barranquina Chabuca Granda, titulada “El Puente de los Suspiros” en 1960.
A inicios de la década de 1860, entre las nobles familias que habitaban Lima se distinguía la del Marqués de Sarria y Molina, quien había enviudado, desde entonces todo su afecto en su única hija, Clara, de 12 años de edad, la niña creció bajo los cuidados de su nana Evarista, una mulata quien tenía un hijo llamado Francisco, tres años mayor que la niña.
Francisco, quien era el engreído del Marqués, se enamoró de Clara, a tal punto que la hermosa joven quedó embarazada lo que originó una verdadera convulsión en la sociedad de la época. El Marqués, ofuscado y ofendido ante tal ultraje, ordenó que Francisco sería encerrado en el Covento de La Recoleta y se le haría fraile. En cuanto a la niña, su padre decidió que un largo viaje.
Francisco, quien era el engreído del Marqués, se enamoró de Clara, a tal punto que la hermosa joven quedó embarazada lo que originó una verdadera convulsión en la sociedad de la época. El Marqués, ofuscado y ofendido ante tal ultraje, ordenó que Francisco sería encerrado en el Covento de La Recoleta y se le haría fraile. En cuanto a la niña, su padre decidió que un largo viaje.
El marqués, mientras tanto, hacía sus preparativos para partir a España en la fragata “Covadonga” que debía de salir dentro de un mes. Pero nadie imaginaba del profundo amor en que habían mantenido los dos jóvenes y manteniéndolo oculto por lo que esta separación causó hondo pesar en ambos.
Hasta que llegó el 17 de octubre, cuando el marqués y su hija se dirigían al Callao y se embarcaban en la fragata, que debía zarpar a las dos de la tarde. Clara estaba serena, pero su repiración entrecortada por frecuentes suspiros, que en vano trataba de ahogar, revelaban el hondo sufrimiento que devoraba esa alma destrozada por el dolor.
La fragata siguió el rumbo paralelo a la Isla de San Lorenzo y eran las cinco y media cuando pasaban a la alura de Chorrillos, que se divisaba vagamente, envuelto en la bruma de la tarde. Y cuando la embarcación se hallaba frente al Morro Solar, Clara tomó un catalejo con la intención de buscar a su amado que, según la nodriza Evarista, su hijo Francisco estaría despidiendola en dicho morro.
Derrepente, Clara pudo ver a su amado quien, parado sobre la peña más alta, sostenía sobre su cabeza con ambas manos, el manto que se había quitado y que agitaba en el aire. Un minuto después, el fraile se precipitaba desde la altísima cima al fondo del abismo, y no quedaba de él, más que los rasgados jirones de sus vestiduras, que, prendidas de la filada cresta de un peñón saliente, flotaban al viento como una bandera fúnebre.
Mientras ese trágico desenlace se realizaba en tierra, pasaba a abordo una escena no menos terrible. Clara se había lanzado a las aguas ante la trágica escena que acababa de presenciar.
Hasta que llegó el 17 de octubre, cuando el marqués y su hija se dirigían al Callao y se embarcaban en la fragata, que debía zarpar a las dos de la tarde. Clara estaba serena, pero su repiración entrecortada por frecuentes suspiros, que en vano trataba de ahogar, revelaban el hondo sufrimiento que devoraba esa alma destrozada por el dolor.
La fragata siguió el rumbo paralelo a la Isla de San Lorenzo y eran las cinco y media cuando pasaban a la alura de Chorrillos, que se divisaba vagamente, envuelto en la bruma de la tarde. Y cuando la embarcación se hallaba frente al Morro Solar, Clara tomó un catalejo con la intención de buscar a su amado que, según la nodriza Evarista, su hijo Francisco estaría despidiendola en dicho morro.
Derrepente, Clara pudo ver a su amado quien, parado sobre la peña más alta, sostenía sobre su cabeza con ambas manos, el manto que se había quitado y que agitaba en el aire. Un minuto después, el fraile se precipitaba desde la altísima cima al fondo del abismo, y no quedaba de él, más que los rasgados jirones de sus vestiduras, que, prendidas de la filada cresta de un peñón saliente, flotaban al viento como una bandera fúnebre.
Mientras ese trágico desenlace se realizaba en tierra, pasaba a abordo una escena no menos terrible. Clara se había lanzado a las aguas ante la trágica escena que acababa de presenciar.
El distrito de Miraflores es uno de los 43 distritos de la provincia de Lima
Miraflores es en la actualidad un distrito próspero, seguro y muy importante del Perú por su gran movimiento comercial, cultural y turístico.
Además existe una gran variedad de deportes al aire libre que se pueden realizar, empezando por la practica del surf, destacando la práctica de la tabla hawaiana, los deportes de vela, la pesca, la natación y otros deportes náuticos. Desde los acantilados se puede realizar ala delta, parapente o aventurarse a lanzarse desde el Puente Villena para practicar el emocionante deporte del puenting.
No hay comentarios:
Publicar un comentario